MILAGRO


Silencio. La vida parece dormida a lo largo del camino. Ha llegado el invierno y con él la sensación de que hasta el alma va a congelarse.

Con el estómago vacío y los huesos a flor de cuero se para frente a mí un perro, cuya imagen es un certificado de pobreza. Me mira, lo miro. Sus ojillos tristes se cargan con una chispa de esperanza y mi corazón parece recobrar el latido. Me mueve la cola, estiro mi mano aterida hasta su cabeza sarnosa y ocurre el milagro en la oquedad de la tarde vacía.

Y nos vamos caminando juntos, inmersos en el bullicio de alegría de las almas que por fin se encuentran.

1 comentario:

Mariana dijo...

Hermosisimo!!!
Gracias por compartirlo ;)
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